La vanidad

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Llegué a mi diagnóstico por vanidad, siempre había estado preocupada por mi peso e iba de una nutrióloga a otra. Después de dos meses a dieta y apenas bajar de peso, mi cuñada me sugirió que viera a un médico general, fue él quien detectó mi presión alta y me mandó a hacer los análisis que delataron la enfermedad.

Al día siguiente ya estaba yo rumbo al quirófano para que me pusieran mi primer catéter: una aparato que servía para realizar la hemodiálisis pero que me hacía traer un parche horrible del lado izquierdo del pecho.

El catéter (tubitos de plástico que se conectan a una vena grande) es el primer paso cuando se hemodializa a alguien, se necesita un acceso por donde entre y salga la sangre que será filtrada por la máquina.

El riesgo del catéter es la infección y es muy incómodo a la hora de bañarse porque no debe mojarse. Por eso en una siguiente etapa se recomienda la fístula, que ya no necesita algo externo al cuerpo para realizar la hemodiálisis.

Cuando mi primer catéter era verano y al principio sufría buscando ropa que lo cubriera. Después acepté que ese bulto cerca de mi corazón es lo que me mantenía con vida y lo dejé a la vista de todos.

A veces las preguntas me incomodaban, pero con el tiempo entendí que la enfermedad no era algo de lo cual avergonzarse, que si sabía contestar adecuadamente los cuestionamientos más gente sabría cómo es enfrentarse con la insuficiencia renal y que en este proceso no tenía porque sacrificar las ganas de verme bien.

La relación con mis nuevas cicatrices empezó a ser cordial y fue ahí cuando hallé la verdadera belleza de mi cuerpo: la de seguir «entero» sin importar la circunstancia.

10 pensamientos en “La vanidad

  1. Asimismo una amiga fue con miles de nutriólogos porque no podía adelgazar, hasta que uno tuvo la suficiente preparación para detectar los síntomas de un posible síndrome de Cushing, y la envió con un endocrinólogo quien le confirmó la sospecha. Esta enfermedad es más frecuente de lo que las estadísticas dicen -muy pocos casos registrados- pues los médicos no están conscientes de ella y no la diagnostican, y consiste en una producción excesiva de cortisona debido a un tumor, que se manifiesta a través del cuerpo hinchado, cara grande y cachetona (de luna, lo dicen), caída de pelo, enrojecimiento de la piel, etc. Angélica María la padecía, pero la adquirió por consumo excesivo de cortisona para poder cantar aun cuando tuviera cerradas las cuerdas vocales. Bien decía mi suegro, un eminente doctor, que la cortisona nada cura y todo esconde.
    Bueno, dirás que tanto rollo, pero me pareció interesante que llegaron a su diagnóstico, dos amigas mías, a través de la misma inquietud por bajar de peso.
    Un abrazo.

  2. Cristina, creo que lo que cuentas aporta muchísimo, cuántas veces no probamos de todo por bajar de peso antes de ir con un médico que responsablemente mande análisis, en fin, te quiero y gracias por pasar por aquí.

  3. Hola Mari, me hiciste recordar mi catéter, y lo incomodo que es y lo horrible que se ve, y al igual que tu el querer taparlo, pero no me basto mucho para entender que seria una parte necesaria para vivir.
    solo fue en entender que con la hemodiálisis me comencé a sentir mejor a retomar fuerzas a tener ganas de seguir haciendo las cosas mas cotidianas.
    Llevaba un año de la licenciatura , y tuve que salirme por que simplemente ya no podía.
    Pero ajeno a lo que se cree de la hemodiálisis les puedo decir que si lo necesitan háganlo, mejora muchísimo tu calidad de vida, y tus ganas de vivir. Todo esto con el favor de Dios.
    Saludos Mari. Me alegra leerte y que compartas tus experiencias

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