El desahogo

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Es una de esas mañanas en que la ira no me permite pensar con claridad. Escribo para poner mis ideas en orden, para que este malestar no me haga perder el foco, para sentir que en esta batalla no estoy sola, para que mis palabras ensayen a dejar un precedente.

Hoy tuve una mala sesión de hemodiálisis y no mala en el sentido de que me lastimó la aguja o me coagulé, mala en el sentido de que me dejaron mucha agua en mi cuerpo, lo cual se traduce en fatiga, hinchazón y esta pesadez en la cabeza.

No tengo muy claro contra qué enojarme, solo sé que esta sensación de furia e impotencia me domina.

Donde de golpe regresa el miedo de estar a merced de máquinas, para bien y para mal.

En mi sesión del lunes yo les dije que algo no estaba bien, solo había ganado 2.2 litros de peso en fin de semana, cuando lo normal es que gane de 3.5 a 4.5, les dije que seguro la báscula estaba mal y me aseguraron que no, insistí en que me sacaran 3 litros, a lo que accedieron mis doctores, al finalizar la sesión la báscula marcaba que solo me había sacado 2.5, claro que me quejé y me dijeron que tal vez era porque se había pausado (durante la sesión tuvieron que acomodar la aguja y detuvieron el tratamiento pero fue un lapso muy corto), me dijo el doctor que por 500 gramos no me podían reponer la sesión, que es algo que yo no buscaba solo quería dejar antecedente de que la báscula o mi máquina no estaban funcionando como deberían.

Hoy llegué con 2.4 que es algo creíble entre una sesión y otra, cuando llegó la doctora le dije que me sentía hinchada y no me sentía del todo bien y que la sesión anterior me había ido hipertensa, que si me podía sacar un poco más de agua, accedió a sacarme 2.9, al terminar mi tratamiento e irme a pesar, la báscula marcaba que solo me habían sacado 400 gramos, y que estaba 2 litros arriba de mi peso seco (que es el peso óptimo de cuando no se tiene líquido de más).

Tener agua de más al terminar una sesión implica que mis líquidos estarán más restringidos hasta la siguiente sesión y entre más líquido haya en mi cuerpo, mayor es el riesgo: el corazón está acostumbrado a mover 7 litros de sangre, pero si hay 2 litros más tiene que movilizar 9, haciéndolo trabajar más, entonces la respiración falta y el corazón puede fallar o puede irse el agua a los pulmones. Mi cuerpo por sesión tolera que le extraigan hasta 3.3 litros, si me sacaran más de eso, me hipotenso y me da taquicardia.

El caso es que cuando vi mi peso, les dije que tenía que regresar a una sesión mañana, para que me saquen el agua que no me sacaron hoy. Es molesto tener que estar con las agujas tres horas y media más por un problema de máquinas, pero no solo eso, pedí que no me cobraran la sesión porque al final no fue mi culpa.

Debo hacer un paréntesis aquí para decir que en la Clínica del Refugio de Fresenius Medical Care donde me hemodializo, el staff médico es de primer nivel, la mayoría escucha, son sensibles a que están trabajando con seres humanos y saben hacer su trabajo, pero la parte administrativa es otra historia.

La administradora piensa que yo me quejo de todo y tal vez tenga razón, pero yo lo único que hago es exigir a lo que tengo derecho. Pago por un servicio que espero que me den correctamente, pero pareciera que el área de servicio médico se esperaría que el paciente tiene que aceptar lo que le den.

La mayoría de los pacientes en mi clínica son subsidiados del Seguro Social, en mi caso soy un paciente privado, si esto le hubiera pasado a alguien del Seguro Social le dicen que vaya al otro día y le cobran una sesión más al Seguro Social, en mi situación tienen que pedir una autorización para que no me cobren la sesión extra, cuando fue su error.

Más de una vez me ha dicho que yo soy muy exigente porque soy del servicio privado, pero al final el Seguro Social también paga por los otros pacientes y ellos a su vez pagan por el Seguro Social y por lo tanto deberían exigir ser tratados de la mejor manera, porque nadie les está regalando nada y porque es su derecho.

Yo escogí la Clínica del Refugio porque mi doctor es el director médico de ahí y confío plenamente en él, hasta ahora el trato de doctores y enfermeras ha sido de lo mejor, pero vuelve la angustia cuando pienso que estoy en riesgo porque no calibraron bien la báscula o porque a las máquinas no se les está dando el mantenimiento adecuado y aumenta cuando pienso que ese tipo de cuidado o decisiones está en manos de un ser con tan poca sensibilidad como la administradora, que es incapaz de darse cuenta que no todo se trata de dinero, sino que son vidas las que tiene en cada piso, vidas que pone en riesgo si no hace lo mínimo que le corresponde.

Así este miércoles, en el que estoy a la espera de que me llamen diciéndome si autorizaron la sesión extra, en que el malestar habita mi cuerpo e intento que el enojo funcione como motor para cambiar las cosas.

Epílogo

Acabo de recibir la llamada de la Clínica donde me dicen que está autorizada mi sesión para el día de mañana, algo en mi interior se sosiega. Siempre confío en que los jueves nada malo puede pasar.